martes, 29 de noviembre de 2011

Los reformistas del 18, fantasmas de una sociedad sin consciencia.

            Los revolucionarios del 18 proclamaban:
          “Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.
           La rebeldía estalla en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo. Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y - lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.”
          Pareciera que lo escribieron hace poco. El gobierno de CFK ha tomado muchas medidas interesantes porque benefician a las grandes mayorías. Si seguimos un razonamiento lógico, y como consecuencia de los cambios que se están dando, la universidad Nacional de Cuyo debería de reflejarlo. Pero esto es en las teorías y en las teorías y en la realidad no sucede. ¿Por qué pasa esto?
          El actual sistema tiene un ingreso eliminatorio, haciendo que solo aquellos que tengan un determinado grado de educación puedan ingresar y sin tener en cuenta el nivel promedio con el que egresan hoy en día los alumnos de los secundarios. El sistema de cursado con su poca flexibilidad horaria y sistema de correlatividades tornan a la facultad cada vez más excluyente.
          De la reforma del 18 ya pasaron 94 años, pero hay cosas que no cambiaron,  la universidad lugar estratégico para la formación de una nación, aquella que debería educar a las mayorías y defender los intereses de las mismas sigue siendo el “ fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil.”
          Es verdad, muchas cosas han cambiado, pero hay cosas que falta. “Un estado es nacional si logra desarrollar un programa de gobierno políticamente soberano, no subordinado a los vaivenes y a las ambiciones de las naciones centrales, esto es, si consolida un esquema de desarrollo interno independiente, centrado en el mercado interno y en el desenvolvimiento de la producción industrial local e insertado no impuesta desde fuera; un Estado es nacional si pudo configurar una identidad cultural y regional propia, no importada y si la misma identidad es un fenómeno de cohesión y no de fragmentación de los intereses regionales; un Estado es nacional y popular, si este programa económico, político, social y cultural es articulado en relación a los intereses de las clases subalternas y expresa los anhelos de la comunidad en su totalidad” (Recalde, Universidad y liberación nacional).
         El gobierno nacional debe continuar profundizando, pero esto no lo podrá lograr si no es acompañado de una reforma universitaria, que la actualice y la haga más democrática. Pero por sobre todo que defienda los intereses de las grandes mayorías y permita que los profesionales que salgan de ahí sean los próximos dirigentes de esta nación.

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