viernes, 19 de agosto de 2011

Universidad Pública y Estatal

               La libertad, ese valor por el que tanto próceres dieron la vida, ese sentimiento que hace que a uno se le ponga la piel de gallina. Esa idea que mueve masas, impulsa pueblos. 
               Pero hoy en día, ¿hacemos honor a esas causas por las que grandes hombres lucharon y vivieron? ¿Somos realmente libres?
               ¿Qué tan libres somos si nuestros programas de estudios que forman a los jóvenes de toda la nación, fueron implementados por el Fondo Monetario Internacional? ¿Qué tan libres somos si tenemos que someternos a las inspecciones de instituciones internacionales “conocedoras del tema”? ¿Qué tan libres somos si seguimos estudiando la historia mitrista que respondía a todos los intereses menos a los de la nación? ¿Qué tan libres somos si nuestros chicos saben escribir mejor en Ingles que en su propio idioma? 
               Para poder dominar a un pueblo es primordial dominarlos culturalmente. ¿Qué más sencillo que un montón de personas que piensan que  el hecho que uno los domine y maneje a su antojo está bien? ¿Qué más económico que reprimir sin utilizar ni una sola bala?
               En esto radica la importancia de una Universidad pública y estatal. La universidad no es una burbuja aislada de la sociedad. Es una de las principales usinas ideológicas, donde se forman a aquellos que nos representaran, de donde salen los diputados, senadores, gobernadores, presidentes. De donde egresan quienes debería velar para que los argentinos estemos mejor. Y que debe ser donde se defiendan en primer lugar los intereses del País. Si no es en nuestras universidades ¿dónde sino?
               En los últimos 10 años han aumentado un 50% las universidades privadas en la Argentina; estas no solo lucran con la educación de los argentinos sino que representan un conjunto de intereses que por lo general no son los de las mayorías.
               La pregunta es ¿Qué tan libres somos si nuestras universidades, un pilar fundamental para la emancipación de una nación, están en manos de empresas privadas que poco tienen que ver con los intereses de las mayorías? Y lo peor ¿Qué tan libres somos si aquellos que salen de esos lugares son los que quieren representar hoy al pueblo argentino? ¿Irán en realidad a defender nuestros intereses? 
               ¿Por qué permitimos que nos sigan convidarnos indefinirnos? ¿Por qué permitimos que esas personas con tan poco sentido nacional sigan ocupando puestos de representación del pueblo argentino si en realidad no nos representan? ¿Por qué permitimos que lucren con la educación del pueblo argentino? ¿Por qué permitimos que se pierda nuestra soberanía? 

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